Gustav Mahler
La muerte en Venencia es una de las películas que más me ha gustado: excelente dirección de Visconti, magnífica interpretación de Bogarde y un banda sonora en la que destaca, sobre todo, el adagieto de la quinta sinfonía de Gustav Mahler.
Visconti se basa en el libro de Thomas Mann, del mismo título y que leí no mucho después de haber visto la película en cuestión.
No es mi intención hablar de esta película, sino de algunas situaciones curiosas que se produjeron a consecuencia de la misma y que afectaron a Mahler, de cuya muerte se celebra hoy el 150 aniversario, como consecuencia de la falta de conocimiento de la vida del gran compositor de Bohemia, una, y de la afición musical de cierto socialista de pro, la otra.
Resulta que Gustav Ashenbach, protagonista de la novela y, por consiguiente de la película había perdido a una hija en una ciscunstncias tristes, algo que también le pasó a Mahler. Ashenbach viaja a Venecia para distanciarse de su vida anteror y allí se enamora de Tadzio, un adolescente polaco, de lo que se infiere la homosexualidad del protagonista. Hasta aquí todo normal.
Pues bien, aquí ni cortos ni perezosos algunos lanzaron la idea de que en realidad Mann se había basado en la vida de Mahler para escribir su novela. Y nada más lejos de la realidad. Es verdad que Mahler perdió a una hija y que la relación con su mujer no fué gratificante, pero ahí acaba la similitud.
Evidentmente Mahler podría haber sido homosexual y no hubiera pasado nada en absoluto. Lo preocupante, por lo menos para mí, es la falta de rigor con la que en muchas ocasiones hablamos de las cuestiones que se ponen de moda. Todos opinamos de todo.
La película de Visconti puso de moda a Mahler, que pasó a ser una especie de incono de cierta “intelectualidad” y, mucho más desde que Alfonso Guerra, dijo que era su compositor favorito. A partir de ese momento todos a escuchar a Mahler.
Total, que no había día que el algún momento no saliera a relucir Mahler y su famoso adagieto de la quinta sinfonía. Se convirtió en una pieza de obligado conocimento y audición obligatoría si se quería estar en la modernidad y, sobre todo, a bien con el nuevo poder.
En fin la cosa llegó a tal extremo que el diario El País, le dedicó a la presencia del tal Alfonso Guerra, un artículo (1-9-83) firmado por Maruja Torres, en Santander con motivo de los veranos musicales de esa ciudad. ¡Increíble pero cierto!
Bueno, supongo que Mahler, si hubiera podido, se habría sentido muy halagado con la presencia de tan importante personaje que decía, según comentó la propia Maruja Torres, se derritía al oir el adagieto de la quinta.
Recordemos hay a Mahler, autor de algunas de las páginas más geniales de la música contemporánea entre las que, sin duda, su quinta sinfonía ocupa un lugar muy destacado.
Y, puestos a recomendar, hay dos, en mi modesta opinión, dos versiones que son muy buenas: la de la orquesta Concertgebow de Amsterdam, con la dirección de Bernard Haittink y otra de Daniel Baremboim con la sinfónica de Chicago.
¿Ha escuchado la versión de Leonard Bernstein? ¿Que opina?
ResponderEliminarSaludos
He escuchado una con la Filarmónica de Nueva York. Me gustó bastante y ese director con esa orquesta hacen un gran trabajo.
ResponderEliminarNo sé si se refiere a esa.
saludos
Da mucho gusto, querido Txema, pasear por la blogosfera y encontrar apuntes culturales dejando unas horas de lado la tremanda actualidad.
ResponderEliminarMan, uno de mis escritores favoritos. Para mi, todo él es excepcional. También Mahler me entusiasma. Y si ya añadimos la película tenemos el trío completo.
me has dado tanta envidia que me voy a poner ahora mismo algo de Mahler mientras escribo.
Un beso
Carmen, jajaja, no era mi intención darte envidia. Pero si sirve para escuchar algo de Mahler me alegro.
ResponderEliminarun beso.
Me paso al contrario que a ti: primero leí el libro (siento fervor por Thomas Mann) y luego vi la película. Ambos geniales, porque las imágenes de Visconti aún las tengo prendidas en la memoria. Y Mahler me gusta también, así que trío de genios: Mann, Visconti y Mahler.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un placer recordar tantas sensaciones con tu comentario. Visconti aúna la belleza de la historia, la imagen y el sonido, para deleite, de una gran obra.
ResponderEliminarBelleza, como trasfondo de la admiración y lo que genera.
Un fuerte abrazo
Isabel, casi siempre, es mejor empezar por el libro. Suele ser mucho mejor que la versión para cine, algo que entra dentro de lo normal, porque es muy difícil hacer un guión que pueda reproducir todas las sensaciones que da una lectura. Claro que hay casos en los que un mal guión acaba por destrozar una buena obra. Pocas veces es al revés.
ResponderEliminarEl Pinto, la película de Visconti me parece extraordinaria pero a veces me produce una cierta sensación de agobio, de atmósfera opresiva que en el libro no me pareció observar.
Gracias por vuestros comentarios
Ayyy, te iba a decir que la 5ta la tenía por Baremboim, pero veo que la tengo por Gunter Herbig Y la Filarmónica de Berlín.
ResponderEliminarGracias pro recordar a mi querido Mahler, no tenía idea de que "lo hbían puesto de moda": Me gusta y punto.
Abrazo
Hola Myriam, eso fue hace ya bastante años. Ahora ha decaído el entusiasmo. Este país tiene ese defecto, se pasa del negro al blanco en muy poco tiempo.
ResponderEliminarsaludos
Tomo nota de tus recomendaciones.
ResponderEliminarMuy bien Arobos, ya me contarás que te parecen. Creo es es más fácil de conseguir la de Baremboim. Incluso es posible que todavía quede el albúm de todas las sinfonías de Mahler con este director y esa orquesta a un precio razonable. Yo lo tengo en vinilo, ¡imagínate!
ResponderEliminarsaludos
María gracias por tu amabilidad. Ya me dirás si te gusta mi sugerencia.
ResponderEliminarY no me hables de "la caló", que aquí tampoco andamos escasos.
besos
bellas palabras siembras para que nosotros leamos y mientras te leo bailo on las tuyas al compaa de un tango
ResponderEliminarGracias Recomenzar, eres muy amable.
ResponderEliminarSaludos
¡Cómo me alegro de haberle encontrado! No tenía ni idea de que tenía Vd. un segundo refugio.
ResponderEliminarDespués con calma y si el resfriado me deja, vengo a leerle con calma.
Ya ve. Yo también he creído toda mi vida que el texto de Muerte en Venecia era la biografía de Mahler y su búsqueda, no tanto del amor, homosexual o no, sino del ideal de belleza que persiguió toda la vida.
Luego vuelvo, don Txema.
Mientras tanto, un abrazo fuerte y gracias por el descubrimiento. Ha sido un auténtico regalo.
Yo también me alegro de este feliz encuentro. Dice usted, mi querida amiga, mi segundo refugio y, a fuer de ser sincero, creo que acierta.
ResponderEliminarUn refugio donde vengo a encontrarme con mis amigas y amigos y donde dejamos atrás la política y los problemas que nos acucian cada día para charlar sobre los más variados temas.
Aquí se habla de viajes, de vivencias personales y de música, literatura y, alguna vez, se ha descolgado algún poema.
Espero, entonces, verla por aquí cuantas veces desee.
Un saludo.
Hace usted, apreciada condesa, una reflexión que me invita a la duda. Puede ser, en efecto, que Mann utilizase la búsqueda de la belleza en la obra mahleriana para inspirar su libro.
ResponderEliminarNo estaríamos, en todo caso, ante una biografía en el sentido que damos a esta palabra, y sí más bien, ante un homenaje a una actitud.
De lo que no tengo duda es de que los apóstoles de Mahler de aquella época sólo se ocuparon de la atracción por el adolescente. Posiblemente es que no fueran capaces de ver más allá de sus romas narices.
Quedo pensativo y beso su mano.
Me ha gustado mucho esta entradaa y el blog en general. No sabía lo de Mahler y Alfonso Guerra (ahora me va a gustar menos!).
ResponderEliminarEspero no pecar de intelectualoide, pero, sin tener ni idea de música, Mahler me engancha bastante. Mi favorita? La novena y el sexto movimiento de la tercera.
Un saludo desde Bilbao, seguiré el blog!.
Oscar gracias por tu amable comentario. Me queda una duda. Te gustará mens Mahler o Guerra?
ResponderEliminarun saludo
De nada Txema. Me gustará menos Mahler. Guerra no puede gustarme menos, sorry.
ResponderEliminarUn saludo