sábado, 30 de enero de 2010

ANTONIO JOSÉ (ACLARACIONES)

Un amable colega burgalés, quien ha tenido la paciencia de leer mi texto sobre Antonio José, me ha hecho llegar algunas notas sobre el infortunado compositor, de las que quiero dar habida cuenta porque, en algún caso, suponen una rectificación de mis afirmaciones anteriores y debe quedar prontamente aclarado cierto desliz.

La más importante es que, efectivamente, nuestro músico no dispone de calle alguna en Burgos, pero sí de una plaza en la zona de la Universidad. Debo reconocer mi error, producto tanto de la imprecisión en la búsqueda de datos, como de la precipitación a la hora de dar por buenos los obtenidos.

Quede, entonces, aclarado el yerro, sólo a mi imputable y, con él, vaya también la promesa para que, en próximas ocasiones, no se produzcan estas equivocaciones que tanto desdoro causan a quienes las cometemos, sobre todo, cuando se comentan asuntos de este género en los que es fácil caer o provocar la iracundia.

Otra de las cuestiones a aclarar es que, tal y como había adelantado, existe una grabación de la sinfonía castellana, a cargo de la marca Naxos, aunque no debe ser fácil de conseguir porque -supongo- que no se habrán editado demasiadas copias.

Pero, hay más grabaciones, aunque igualmente de muy complicado acceso, en este caso del mozo de mulas y que fue patrocinada por la Caja de Ahorros de Zamora. Está dirigida nada menos que por el genial Miguel Ángel Gómez Martínez. De esta no tenía conocimiento.

En todo caso, han existido algunos intentos de rememorar la figura de Antonio José, aunque siempre se han encontrado con la siniestra oposición del régimen que lo envió a la muerte.

Resulta lamentablemente significativa la opinión vertida por uno de los infames presidentes que tuvieron las cortes franquistas, una tal Alejando Rodríguez de Valcárcel (burgalés), quien dijo que jamás se permitiría que Antonio José se convirtiera en el García Lorca castellano. Me parece que sobra cualquier tipo de comentario.

Igualmente se pretendió rendirle un homenaje de la mano, entre otros, de Mauricio Ravel, en la revista Triunfo, pero desgraciadamente el numero en el que se hablaba del maestro burgalés fue secuestrado, como se decía en aquella época, y no salió a la calle, con lo que, además, no creo que sea posible conseguir un solo ejemplar.

Así que, nuestro compositor, no tuvo ni su merecido minuto de gloria. En fin, esperemos que alguna vez Antonio José sea reconocido y rehabilitado y se le tribute el homenaje público que le corresponde.

En todo caso, y también de la mano del referido camarada burgalés, os recomiendo encarecidamente la lectura del libro “inquietud en el paraíso” de Óscar Esquivias, donde se habla de nuestro amigo. Es un libro ameno y que se lee de un tirón.




miércoles, 13 de enero de 2010

ANTONIO JOSÉ (EL FINAL)


Decíamos ayer que Antonio José era un joven con talento. Así lo debieron comprender quienes lo conocieron, pues, también con ayuda oficial, marchó a París y allí entró en contacto con las vanguardias europeas del momento.


Quizá, y sólo es una suposición mía, fue entonces cuando conoció al gran Maurice Ravel, el del famoso “bolero”, quien dijo de él que iba a convertirse en el mejor músico español del siglo XX, como recogen algunos autores como el citado Ruiz Tarazona.

Vuelve a España y en 1924 se instala en Málaga para ejercer como profesor de música y, allí, es donde empieza la composición de la que estaba destinada a ser la obra más importante de su vida y que se llama el Mozo de Mulas. Quiero hacer aquí otro de mis incisos.

Esta obra, basada en un episodio de Don Quijote (capítulo 43 de la primera parte), que iba a ser una ópera (de hecho lo es), ni siquiera ha sido estrenada después de tantos años. Es verdaderamente inicuo que a pesar de que otro músico se preocupó por rescatarla y finalizarla, siga silenciada.

No andamos en España tan sobrados de grandes compositores como para despreciar la obra de uno de ellos y mucho menos aún, por motivos ajenos totalmente a la calidad de la obra en si misma. Es indignante.

Con la llegada de la Segunda República se dedica a llevar un poco de cultura musical a los trabajadores a través de la creación de un coro de campesinos y obreros en la Casa del Pueblo, posiblemente inspirado por su hermano Julio. Supongo que esto no agradaría en absoluto a muchos de sus estirados conciudadanos.

El inicio de la guerra le pilla en Burgos que quedó en manos de Franco y sus amigos y conmilitones (por eso tendrán todavía tantas calles) y allí, sin que nadie sepa exactamente el motivo, fue detenido, tras una denuncia anónima, y fusilado sin juicio previo.
Una explicación que he leído es que se le acusó de ayuda a la subversión y ser amigo de judíos (los eternos enemigos).

Murió junto a su hermano Julio. Al parecer, como ya he apuntado, fue víctima de una denuncia. Por lo tanto, hay que descartar como erróneamente sostiene el crítico estadounidense Robo Barnett, que fuera combatiente. Además en Burgos, que yo sepa, no hubo frente y no me imagino a una persona con la formación y sensibilidad de Antonio José de francotirador.

Por supuesto el Mozo de Mulas quedó sin terminar, aunque estaban completos el preludio y la danza popular. Hubo que esperar hasta 1992 para que Alejando Yagüe terminara la obra de Antonio José, que como ya os he comentado aún no se ha estrenado.

Que Antonio José no era un compositor cualquiera lo demuestra, además de sus abundantes obras, algún hecho importante. Por ejemplo en 1929 fue nombrado director del Orfeón Burgalés y en 1932 obtuvo el premio nacional de música por su cancionero burgalés.

En 1934, entró a formar parte de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y, en ese mismo año, según Ruiz Tarazona, se le estudia e interpreta en Chicago (EEUU) como uno de los máximos exponentes de la música contemporánea española.

En lo que si es posible que tenga algo de razón el crítico Robo Barnett, es que al haber nacido Antonio José lejos de los ámbitos culturales de Madrid y Barcelona las oportunidades de hacerse un hueco en el mundo cultural eran mucho más complicadas. En todo caso, es posible que eso fuera cierto entonces pero hoy ya no tiene posible justificación. Un músico que es comparado por el citado crítico con Manuel de Falla, no puede permanecer impunemente en el olvido.

Por eso no deja ser sarcástico un texto de la web del Ayuntamiento de Burgos que sostiene que lleva años trabajando por la recuperación de la memoria de Antonio José (sin duda con poco éxito), diga que fue víctima de los abatares (sic) de la España de entonces. Curiosa forma esa de llamar avatar a lo que fue un asesinato. En todo caso el consistorio ha editado un par de libros sobre nuestro músico. Algo es algo.

Para finalizar querría recordar lo que sobre Antonio José dijo el estudioso burgalés Eduardo de Ontañón: “a Lorca lo mataron los malos poetas, a Antonio José (...) lo fusilaron en Burgos los malos músicos”.