domingo, 20 de noviembre de 2011

EL ESPECTRO SINIESTRO DE ARMINIO


                                                               Foto: Txema


Al llegar,  nuestro personaje, se despidió amablemente del maquinista y su ayudante, llamado comúnmente fogonero, y de quienes posiblemente en alguna otra ocasión, volvamos a saber algo.


Compartir con ellos el trayecto y el tiempo fue extraordinario; el viajero aprendió todo lo que pudo; escuchó todo lo que se dijo y habló sólo lo imprescindible para no parecer grosero o falto de interés.


Al bajar, encontró ante sus ojos una ciudad pequeña y ramplona;  de esas que aparentan que lo tienen todo, o casi, pero carecen de lo esencial:  memoria, historia y,  por tanto,  resultan artificiales y frías.


Lentamente, porque nuestro hombre detesta la costumbre de caminar deprisa, se adentró en un cúmulo de calles estrechas y anchas, mezcladas sin sentido, dispuestas no al azar, que aún sería en su opinión, una forma de permitir a los dioses de la fortuna intervenir, sino con absoluta falta de tacto y de respeto por los ciudadanos que, lamentablemente, van poco a poco dejando de serlo.


En estas y otras reflexiones se encontraba nuestro viajero, cuando vio un parque totalmente vacío. Se extrañó porque la hora era ya avanzada y la temperatura agradable invitaba al paseo apacible y la tertulia sosegada.


Un templete, que jamás sería utilizado para el fin que para el que supone que nació, se erguía tan excesivo como inneccesario en el centro exacto.


Se sentó en un banco junto a una farola. Estaba preocupado por los últimos acontecimientos que ha conocido.


El viajero, pese a todo, no está aislado de la realidad.


Por algún motivo extraño, y que el narrador es incapaz de averiguar,  pensó entonces en Atenas y en Roma,  ciudades hoy tan tristes y asoladas como ese parque. Ciudades que, aún hoy, deberían ser lugares de culto y a las que buena parte del mundo deben tanto.


Y sin embargo,  arrasadas por un nuevo vendaval que procede del hielo, de la niebla, del color plomizo y gris de donde casi no hay luz, de donde todo es tiniebla.


Parece como si de nuevo hubiera surgido el espectro vengativo y terrible de Arminio, venido del norte ramplón, pero fuerte y belicoso, ignorante y brutal, pero armado de odio secular y exigiese cada día un nuevo sacrificio para su Wotan tuerto, llamado hoy mercado.


Arminio, el rubio guerrero teutón y su Gudrun , exigen sacrificios sin la más mínima piedad, convencidos de que sólo el más terrible de los castigos se puede aplicar a los indolentes: Atenas y Roma. ¡Vae Victis!


El viajero se sintió verdaderamente desolado ante la magnitud del desastre y recordó a Varo.






11 comentarios:

  1. Acompaño en su desolación al viajero.
    Atenas y Roma merecen otra suerte, todos merecemos otra suerte; pero campan a sus anchas los guerreros de los números por esta Europa desolada y al albur de los mercados, palabra insufrible que desconoce el concepto de cultura.
    Un abrazo, Txema, en este día donde planean las gaviotas carroñeras.

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  2. Gracias Isabel, el viajero agradecerá tu compañía. Y, sí, merecemos mejor suerte.
    Pero también hay que luchar un poco poe ella

    besos

    María, el viajero es escéptico sobre el comportamiento de los que ayer eran ciudadanos y hoy se resignan a ser súbditos.

    Besos

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  3. La resignación es lo peor que nos puede pasar. Deseo que Atenas y Roma pronto vuelvan a ver la primavera, no es la primera vez que los bárbaros lo intentan, espero que no lo consigan.
    Bicos

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  4. Dan ganas de seguir viajando hasta encontrar otra tierra.

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  5. Y hoy mucho más querido profesor Ojeda.

    Un abrazo desde la desolación

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  6. Estremecedor contemplar ese parque a través de los ojos de tu viajero.
    Todo pasa, amigo Txema, y vendrán tiempos mejores, y el parque se llenará de risas, juegos y charlas.
    Un abrazo.

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  7. Yo también como nuestro viajero me siento desolada. Pero estoy convencida que el viajero se va a reponer y va a dar batalla. Por eso espero con ansia los nuevos capítulos de tan entrañable personaje.
    Besos

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  8. Mercedes el viajero procura ver las cosas tal y como son. es posible que el narrador no sea lo suficientemente hábil para saber explicarlo.

    Tú, mucho mejor que yo, sabes lo complicado que resulta en ocasiones plasmar los pensamientos ajenos.

    besos.

    Carmen, nuestro amigo seguirá recorriendo los caminos y las calles, aunque me temo que no llegue a antender cómo es posible que el fantasma de la esclavitud amenace a Roma y Atenas, parsa él tieera casi sagrada.

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  9. Seguir hacia adelante, a pesar de la tormenta. Vendrán tiempos mejores. Cuando llueve, siempre escampa.

    Y el sol, sale de nuevo, aunque tarde.

    Y los arminios se comen la cola. Porque también llegará el tiempo de los arminios de cola comida. O de Voltanes caidos, como cualquier idolo de barro.

    Besos

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  10. Myr esperemos que los arminios no acaben por comernos antes a todos nosotros. Pero, lo más probable, es que acabe por salir el sol.

    besos

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