martes, 4 de enero de 2011

EL MARINERO KOWALSKY


KOWALSKY

Es muy poco probable que Carla Kowalsky recuerde quién fue el marinero del mismo apellido. Los motivos son que es muy joven y que, posiblemente, en la República Argentina no se vieran las películas que hicieron famoso a este navegante de submarino de los Estados Unidos. Aunque esto último es una mera suposición.

El tal Kowalsky, encarnado por un actor secundario llamado Del Monroe, era uno de los tripulantes del submarino “Seaview”, que surcaba los mares del mundo mundial y cada sábado sufría una aventura verdaderamente terrible, plaga de monstruos, tipos locos, ataques furibundos de seres extraños y algún sabotaje que otro. Un submarino nuclear que había sido diseñado por un almirante que se llamaba ¡Nelson!

Eran los años 60; malos para España, atrasada en todos los aspectos, con una buena parte de la población obligada a emigrar y buscar en otros países lo que aquí se les negaba. Por cierto, me pregunto si los que hoy tanto claman contra la presencia de inmigrantes en nuestra querida patria, tan pura racialmente como demuestra la historia, se acordarán de que sus padres o tíos fueron a Alemania, Francia o Suiza y gracias a eso ellos han podido llegar a estudiar, vivir en una casa propia, tener un coche y pasar las vacaciones en la costa.

Evidentemente sólo se disponía de un canal (en blanco y negro) y en algunas provincias ni siquiera tenían ese lujo porque los repetidores eran escasos y malos. Había zonas de difícil acceso que se quedaban sin señal a la más mínima inclemencia climática, como una podía ser una tormenta o lluvia fuerte. Y entonces a rezar, porque hasta que se solucionara el problema, podían pasar horas y días.

Recuerdo que, en esas ocasiones, salía una cartel que decía que se había interrumpido la emisión “por causas ajenas a nuestra voluntad”. La verdad es que era absurdo pensar que TVE tuviera la voluntad de dejar sin emisión a los españoles.

Otros se tenían que conformar con ir a ver la TV a un bar, a la casa del vecino, o, si vivía en un pueblo con cierta prestancia, al local del sindicato vertical o al casino, si es que lo había.

Así que los televidentes de aquella época estábamos deseando que llegaran las siete de la tarde (creo que era esa la hora de inicio) en que empezaba la serie “viaje al fondo del mar”, con el marinero Kowalsky y sus camaradas dispuestos a superar todas las pruebas que les pusieran por delante.

Visto lo visto, no sé si en realidad no hubiera sido mejor seguir con las aventuras del citado marinero y no tener que aguantar la basura generalizada en que han convertido la TV. Y que se salve quien pueda. Se suponía que la oferta mejoraría con muchos canales pero parece lo contrario.

Es verdad que eran series que hoy causarían algo de risa, como pasa con “historias para no dormir”, que ahora de nuevo reponen en Canal Plus (se nota que hay poco presupuesto). Pero, dentro de su sencillez, servían para entretener, para alejarnos durante 45 minutos de los problemas, en mi caso relacionados con el dichoso colegio y las no menos dichosas notas (no siempre las mejores).

Lo cierto es que hoy casi no puedo ver nada, salvo las noticias, y no en todos los canales, y algún documental a una hora casi siempre intempestiva.

Ciertamente me acuerdo muchas veces del marinero Kowalsky.


18 comentarios:

  1. La primera televisión entró en casa allá por 1967. Lo cierto es que con La Dos me apaño. El resto, salvo alguna excepción honrosa, no existe. Un fuerte abrazo.

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  2. La primera vez que vi la tele fue en un bar: la boda de Balduíno y Fabiola.

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  3. Ahora la competencia es tanta que lo único que ofrecen son programas basura (unas más que otras).
    Yo pienso que tratan de tener al público ocupado, viendo como se pelean, chillan, ..., así evitan que la gente piense, se engancha a esas porquerías y las niñas adolescentes quieren ser como Belén Estevan y los niños adolescentes como el Jesulín.
    Es una "bonita" forma de hacer un país de borregos para después controlarlos a su manera.
    Bicos

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  4. Totalmente de acuerdo, aquellas tele nos entretenía que era de lo que se trataba si ntanto chismorreo y sin tanto meterse en vidas ajenas.

    un abrazo

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  5. Varias cosas. La primera, felicitarte por el texto. Pero más... por ejemplo, que aunque seamos de generaciones diferentes, yo también recuerdo esos letreros, o ese "Les invitamos a disfrutar de unos minutos musicales" que a veces duraban media hora, hasta que arreglaban el desaguisado. Y sobre el tema televisivo, mejor callarse, añorar a Kowalsky y llorar en silencio. Estamos rodeados de mediocridad, Txema, asumámoslo dignamente aunque sin caer en ella. Elitistas nos hacen volver, no crees???, y a lo único que aspiramos es a un poco de cultura. ¿Leíste la entrada de Kabila? Impecable como siempre... Bon any, amic.

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  6. Me va Vd. a matar a nostalgia, mi buen Txema. Y me alegra comprobar que coincidimos en asuntos de añoranza y cebolletismo. Le dejo aquí un ejemplo por si le apetece.
    Una deliciosa entrada, mon seigneur.

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  7. ¡Ah! Yo veía la tele en el hogar parroquial, antes de que mi padre comprase, firmando un montón de letras y empeñándose durante dos años, un aparato en blanco y negro. Conviene recordar que por entonces era un electrodoméstico carísimo para el 95% de los españolitos y solo se podía comprar a plazos.
    Abrazos de año nuevo, querido Txema.

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  8. Sí, Txema, la televisión va en declive y lo cierto es que me parece un tema muy preocupante.
    Para mí la televisión es un servicio público que debe ofrece cultura, reflexión, opinión y calidad democrática a los ciudadanos.
    Empezando por lo último, no se da.
    Saludos progresistas de Madrid.

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  9. El primer televisor lo tuvimos en 1964. Era un Iberia que se pagó en un montón de plazos (letras).

    Antes como Maria Jesús no quedaba más remedio que ir a algún bar. recuerdo que era la tarde de los domingos a uno que está en una esquina de la Plaza Mayor de Madrid, aunque no recuerdo ahora el nombra.

    Y es verdad como dice Freia que estamos la mayoría un poco cebolletiles. Menos mal que tenemos a Marcos que es bastante más jóven. jajaja.

    Supongo que aparecerán Carla y Menda, que también son muy jóvenes. A ver que dicen de eso de Fabiola y Balduino.

    saludos

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  10. También me viene en ocasiones una cierta nostalgia televisiva y recuerdo programas entrañables y películas y series que me calaron hondo. Hoy, con más oferta de canales, es difícil que sintonice algo que acapare mi atención. Y esto no sé si es por los años o porque ha descendido la calidad (quizás una mezcla de todo).
    Un abrazo.

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  11. Que lindo post en el que aprendí muchisimo!
    Gracias por nombrarme y tenerme presente!

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  12. Apunto a partir de un matiz tuyo: qué necesarios son los secundarios para cualquier historia.

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  13. Y tanto, amigo Ojeda. En la historia existen ejemplos de secundarios irremplazables.

    saludos

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  14. La televisión entonces era mala por unas razones, y ahora es mala por otras. La multiplicación de canales ha conseguido que compitan a ver cuál es más obsceno y caricaturesco de la realidad.

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  15. Aro, lo que pasa es que ahora, al estar generalizada, la ve mucha más gentes, durante mucho más tiempo y es más nociva.

    saludos

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  16. "Viaje al fondo del mar" ¡Qué recuerdos...! Historias para no dormir las compré hace unos meses (el paquete completo) y por algunas no ha pasado el tiempo, siguen siendo buenas...
    ¡Feliz 2011!

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  17. Así es Pilar. Sobre todo si lo comparamos con lo que nos dan ahora que en la mayoría de los casos es pura basura.

    besos.

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