http://www.youtube.com/watch?v=uvoDn1zI6-U
Durante muchos años, esos que van desde que se empieza en la mayoría de las personas a tomar cierta conciencia de lo que nos rodea, lo que antes se llamaba uso de razón, hasta entrada la adolescencia, tuve unas muy firmes creencias católicas. Negarlo sería tan absurdo como decir que mi rompimiento con el catolicismo fue consecuencia de una serie continuada de decepciones.
En los los últimos años, y antes de la ruptura total, la Semana Santa me producía una profunda impresión: me dedicaba a la meditación sobre la muerte del Nazareno; su coherencia, su valor al afrontar una situación que habría podido cambiar a su favor con una simple palabra.
Asistía con gran interés a la lectura del Evangelio, donde se narran las últimas horas del Cristo y me impresionaban sus respuestas sencillas, lacónicas y llenas de sensatez, ante quienes le sometían a una parodia de juicio. Todo esto era impresionante y trágico a la vez.
Pero, al mismo tiempo, producía en mi ánimo, una gran consternación y abatimiento porque interpretaba, de forma absolutamente errónea, que sólo mediante el sacrificio, el sufrimiento antes de la muerte, seríamos dignos de entrar en el reino de Dios.
Esta sensación desoladora pesó como una losa durante muchos años y conceptos como el pecado y la consiguiente condenación al fuego eterno me abrumaban permanentemente. ¡Que forma tan tosca de interpretar las cosas!
El tiempo ha pasado y se ha impuesto la razón frente a una serie de ideas oscurantistas que, justo es reconocerlo, han causado mucho mal a lo largo de los siglos y, por lo que observo, aún lo causan.
Pero, en todo caso, la muerte llena de dignidad de aquel pobre hombre, como el peor de los delincuentes, me sigue llamando poderosamente a reflexionar sobre su figura que admiro y respeto profundamente.
Si pincháis el enlace se oye un canto ortodoxo de viernes santo.
viernes, 2 de abril de 2010
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Txema, qué razón llevas. En este país, todos hemos sido educados en el oscurantismo religioso. Menos mal que al hacernos personas y aplicar la razón las cosas alcanzan sus justas proporciones. Lo que es terrible son los casos de infantilismo perpértuo.
ResponderEliminarNo se trata de dar bandazos de un lado a otro, sino de ver las cosas en su justa medida, sin prejuicios de ningún tipo (ni los de un lado ni los del otro).
Eres sabio.
P.D.- El canto ortodoxo es bellísimo. Gracias por el enlace.
Querido Txema, primero lo primero. Me encanta volver a una de tus casas digitales. Lo segundo, la música, espléndida.
ResponderEliminarLo tercero, y por aquello de discutir ya que vengo con unas ganas estupendas de debatir por cualquier cosa, la religión católica y todas sus manifestaciones son, cuando menos, de un tenebrismo aplastante. Tu piensa qué sentiría un "infiel" viendo ese imaginario nuestro, pleno de sangre, de clavos, de flagelaciones... Me espanta, Txema.
Yo creo que ya nací atea, algo ayudada por mis padres que decidieron que sus dos hijas féminas nunca estudiarían con las monjas... Lo mío estaba predestinado pero siento un rechazo profundo por todo ese imaginario tenebrista y sangrantes de nuestra cultura religiosa.
Bueno, tan solo me apetecía charlar un rato.
Me quedo con tu música excelente.
Un beso y me encanta volver a tus posesiones
Me da algo de miedo el simbolismo católico de la Semana Santa...
ResponderEliminarPreciosa música, Txema.
Me parece querido Txema que todos hemos pasado por lo mismo, no es que yo fuera como tu, pero me lo creía todo, lo respetaba y como todos los mortales tenía miedo al infierno,educada siempr en coles de monjas fuí creciendo y alejándome cada vez más de todo ello, no obstante tambien a Jesucristo lo considero un tío fenomenal que murió por lo que el creía.Un petonet.
ResponderEliminarAmigo Txema, yo anduve muy implicado en este tipo de manifestaciones en mi infancia; es más, fui monaguillo y seminarista. Luego empecé a ver la manipulación que hacían de sus palabras aquellos que decían ser sus representantes. Al final perdí la fe y empecé a pensar que la espiritualidad es algo que anda dentro de uno y que se lleva a efecto buscando la convivencia y el respeto, que se manifiesta en los principios que acercan a la humanización y la universalidad del hombre. Eso principios se buscan dentro de cada uno y se contrastan. Yo soy tan cristiano como budista o mahometano. Soy agnóstico y de cada lado me parece que hay cosas buenas y malas. En todo caso estaría más cerca del gnosticismo de los primeros cristianos que de los planteamientos religiosos aliados del poder asimétrico. El criterio libre y maduro puede que sea la forma más adecuada de ver los asuntos religiosos. La fe ciega no es buena nunca y solo se ha de tener fe en aquello que se ve factible, bajo mi punto de vista. Es un interesante tema de debate.
ResponderEliminarMe explayé nuevamente demasiado.
Un abrazo
Interesante tu reflexión me has dejado pensando y mientras pienso me voy pero vuelvo
ResponderEliminarLa vida, la muerte, es bueno reflexionar sobre estas cosas. Después de todo de eso se trata todo ¿no es así?
ResponderEliminarMientras tanto, te mando un abrazo, que nunca está de más.
Muchas Gracias Total