martes, 17 de abril de 2012

CALLAD, GUARDAD SILENCIO



Callad,



guardad silencio,


y callad.


Las palabras


ya no me reconfortan,


tampoco a ella la consuelan.


Callad y dejad paso.


Abrid la puerta


a la muerte de la vida

en la vida que es la muerte,

parca infame y victoriosa.



No tuve valor


para borrar su nombre


de la tierra, no dejar 


ni el más parco recuerdo


de su tiránica existencia.


Mas,  poco puede la palabra


aun cargada de razón


en lucha desigual

con tan cruel enemigo.


Callad,  os lo suplico,

callad.


Dejadme solo en el dolor


en la absoluta soledad ,


en el recuerdo de su ausencia.

Callad.

10 comentarios:

  1. Deplorable el ruido de la hojarasca. Y más cuando el alma implora por el silencio reparador. El imperativo le da fuerza; la voluntad de soledad grandeza.

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  2. Es que las palabras a veces no consuelan, al revés, condenan a revivir el sufrimiento una y otra vez. Un saludo

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  3. El silencio es tan reparador y tan inutiles las palabras cuando no se tiene necesidad de ellas.
    Bicos

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  4. Triste, pero hermoso y real.

    Saludos.

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  5. Ramón hace años que procuro eludir el ruido de la hojarasca. Pero ahí sige pertinaz, molesto, inasequible a cual ruego.

    saludos

    Anabel, muy firmes tienen que ser las palabras para producir consuelo. Es mejor no decir nada, sólo estar. Gracias por estar.

    Besos

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  6. Maria Jesús, el silencio es la única forma sensata de supervivencia en la mayor parte de las ocasiones.

    saludos.

    Isabel, ya lo creo que es real.

    besos

    Myr. No pretendo ser triste, sino sincero. Las palabras son muchas veces huecas.

    besos

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  7. Hay una punzada constante en algunos recuerdos...

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