lunes, 28 de diciembre de 2009

UN ARCO Y UN MONASTERIO

José Saramago opina que hay una gran diferencia entre del turista y el viajero. El primero pasa por los sitios y en el caso del segundo los sitios pasan por él. Por supuesto, esto que transcribo no es literal, pero creo que la idea es más o menos esta y, si hay alguna duda basta, con consultar su obra, muy recomendable por cierto, viaje a Portugal pues en ella donde se alude a tal cuestión.

Evidentemente en 1970 no tenía yo la más mínima idea de la existencia del lusitano, ni de su atinada definición, que llegaría a mi conocimiento bastantes años más tarde.

Pero, ahora, al remover los recuerdos sobre aquel viaje a Extremadura, creo que, en el fondo, de lo que se trató por parte de mi padre fue fomentar, más que la idea del turismo, la del viaje. Es decir, captar, aprehender cada lugar, cada persona, que salía al paso. En definitiva que quedara en la memoria.

Y, quizá por este motivo, es por lo que la estancia en Cáceres se convirtió en un recorrido ameno, de la mano del compañero, cuyo nombre lamentaré siempre haber olvidado. Retengo en mi reminiscencia, que además de llevarnos al monumento que a él le parecía más interesante, daba una concisa explicación de por qué le parecía importante y además con una explicación brillante, acompañado de las cigüeñas de las que había una notable y nutrida representación..

Han pasado muchos años, después he vuelto a Cáceres en más ocasiones, y sería absurdo que ahora me pusiera a relatar las excelencias, que son muchas, de la capital extremeña. Sería además una falsedad porque, de ese primer viaje, sólo tengo recuerdos muy precisos de tres cosas: el arco de la estrella, los paseos por la ciudad vieja y el Monasterio de Yuste.

Del primero, evidentemente, por su extraña construcción y del segundo por que me sirvió para hacer realidad una parte de la historia de España que, al igual que la geografía, se limitaba al consabido libro de SM.

Claro, recordaba que Carlos I de España y V de Alemania se había retirado a Yuste a pasar sus últimos días. Pero, hasta que contemplé Yuste, no comprendí el sentido exacto de lo que significó para aquel que había sido tan poderoso el retiro.

Por cierto que en el monasterio ocurrió una anécdota curiosa. Nuestro guía explicó que, pese a la voluntad de Emperador de Occidente, de permanecer al margen de las cuestiones mundanas, de vez en cuando se sentía espoleado por el agujón perturbador de la carne (la frase es mía) y por un pasadizo, se supone que entonces secreto, subían hasta la cámara regía algunas mozas del lugar a alegrar al César Carlos.

Por supuesto, mi madre, ferviente católica, no pudo por menos que criticar severamente la hipocresía del rey, aunque reconoció, con bastante enojo, que era muy posible que tal hecho fuera cierto. El resto de los presentes, por supuesto, lo aceptamos como verdad histórica y perdonamos la debilidad real.

La Cámara Regia, un cuarto pequeño, absolutamente decorado con telas de color negro y con un ventanuco por donde apenas entraba la luz. Verdaderamente impresionante, tal interés por lo tétrico, tan típica de la dinastía austriaca, tan católica e intolerante.

Verdaderamente no debía ser Yuste en aquel tiempo un lugar agradable para vivir.

Y poco más puedo añadir, salvo que me llamó la atención también el nombre que le daban a unas cosas señoriales llamadas de los golfines, nombre que me hizo gracia… golfines, y encima los había de arriba y de abajo.

La siguiente etapa nos llevará directamente a Mérida.


8 comentarios:

  1. ¡...y qué razón tiene Saramago!
    A ti los viajes te han calado hondo a juzgar por las buenas transcripciones o quizás por los nítidos recuerdos...

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  2. Grande Saramago, que desde su llegada a estas mis tierras canarias, se ha convertido en estandarte en contra de la especulación urbanística. Leí en algún sitio, que es el digno sucesor de Manrique en lo tocante a la lucha por nuestra tierra. tal vez lleven razón.

    Un abrazo, Txema.

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  3. Me encantan tus artículos, como los redactas, como..

    Saramago una grandísima persona!!

    besoss y abrazos navideños Txema

    sara

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  4. Creo que aprendiste bastante de aquel viaje que tu creías atroz, soy una enamorada de Saramago.Petons guapo.

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  5. Saramago, al que yo también soy fervientísima admiradora, además de tener la suerte de haberle conocido y constatar que es un hombre cercano, nada prepotente, y a mi juicio un gran escritor aunque no fácil, tiene razón en dar cuenta de la gran diferencia entre turista y viajero.
    Veo que estás dentro del segundo grupo por lo que te felicito. En tus recuerdos de Extremadura ya apuntabas a ello.
    Como siempre me encantan tus recuerdos.
    Un beso

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  6. ¡Cuán ciertas las palabras de Saramango!
    Interesante tu crónica, espero la contionuación entonces.

    ¡Muy Feliz año Nuevo, también que te traiga serenidad.... paz... abundancia!

    Un abrazo

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  7. Estimado Txema:
    A mi Yuste no me parecia mal sitio para retirarse, sobre todo teniendo en cuenta como debía estar el resto de la gente entonces. Además, si no recuerdo mal, le pusieron un estanque cerquita (bajo el balcón) para que el emperador, pudiera pescar sin problemas. Lo de que la habitación fuera negra... oiga es un color muy elegante (ja,ja) austero y no se ensucia con demasiada facilidad. ¡Vamos que a mí me parece que Yuste está bastante bien para una jubilación!.
    Las casas de los Golfines son muy bonitas, las torres de muchos palacios de Cáceres están mochadas, por orden de los Reyes Católicos (creo), porque los nobles (unos leoneses y otros castellanos) se tenían la guerra declarada y no dejaban a nadie en paz.
    Besos y FELIZ AÑO NUEVO

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  8. s cierto hay un estanque estupendo y creo que hasta naranjos. Pero lo del negro...

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