Que infausta se torna la vida
en la hora dura  y terrible 
de tu ausencia indeseada .
La luz  de tu presencia tan querida
un segundo antes clara y luminosa , 
se oculta,   en un veloz
instante.
Y llega a mi la horrorosa tiniebla
de tu  ausencia
tan temida,  
que me atenaza el alma
y me transporta inclemente
a la noche larga e infinita 
Tiemblo al sentir la hora
de tu marcha cada tarde;
siento cercano el  temor 
de un adiós
definitivo
cualquier día.
Y quedar para siempre perdido en la soledad
de ese  pétreo y mudo banco 
al que pongo cada día  por testigo
de que te amo más que a mi propia vida
 

