viernes, 3 de septiembre de 2010

EL PERIODISTA NOVATO



Se sentó frente a la vieja máquina de escribir consciente de que era un simple novato y, encima, estaba allí por suerte, por recomendación, por enchufe. los compañeros le miraban con cierto desprecio, no exento de recelo, por si pudiera ser un topo del redactor jefe que era quien le había “colocado”.

Sólo llevaba una semana y le habían encargado escribir sobre un asunto menor o,  al menos, eso le parecía a él, que había acabado la carrera el año anterior en Santiago y estaba dispuesto a comerse el mundo.


  • Pronto demostraré que no soy tan novato y que el puesto que ocupo no es inmerecido y me servirá para llegar más lejos, pensaba Arturo, mientras procuraba ordenar las ideas sobre el asunto del que tenía que ocuparse.

Era un caso algo extraño: la desaparición de un importante personaje de la región justo cuando se iba a deshacer de la vieja finca familiar. Había quedado con un comprador y,  aunque se suponía que había llegado a su destino, jamás se había vuelto a saber nada de él.
El que iba comprar el pazo, un nuevo rico que se había embolsado millones de euros con la especulación inmobiliaria, relató a la policía que había llegado a la cita más tarde de lo pactado porque se había perdido y que, finalmente, sólo encontró el todo terreno de José Damián Quintana Veiga  con las llaves puestas, pero,  a nadie más.

La policía lo tuvo algún tiempo retenido como posible autor de la muerte de Quintana, pero al no encontrar el cuerpo, ni pruebas contundentes, lo tuvieron que dejar libre. Pese a eso seguía siendo un sospechoso y no podía salir del país.

Arturo, a quien su apellido -Feijóo- abría casi todas las puertas, había logrado lo que muchos de sus colegas habían intentado desde hacía meses sin éxito, lo que  les había llevado a abandonar un poco el caso del gallego desparecido, como ya se conocía este extraño asunto en casi toda España.

Fernando García Pita, era el inspector encargado de las pesquisas sobre la supuesta desaparición y estaba absolutamente desconcertado. No había cuerpo, ni testigos, ni nada. Quintana se había esfumado. Pensó en un asunto de drogas o en un secuestro, pero nada.

En sus charlas con Arturo, le dijo que había examinado con detenimiento toda la zona, incluido el pozo al que pudo ser arrojado que, aparentemente, llevaba muchos años sin abrirse porque la tapa estaba firmemente colocada y hubiera sido complicado para una sola persona poder moverla. De hecho hicieron falta tres agentes para poder retirarla. Nada por ese lado, según la policía.

Arturo comenzó a escribir. Él que estaba acostumbrado a los mejores teclados de los ordenadores más avanzados, se sentía profundamente despistado ante aquella reliquia de los viejos tiempos del periodismo. Pero, era lo que había. 

Estaba convencido de que su jefe inmediato le había asignado ese artículo para fastidiarle, y encima escribirlo en una máquina porque los ordenadores eran pocos y estaban ocupados por otros compañeros.

Sin embargo, sintió que las palabras salían con más facilidad de lo que pensó inicialmente e, incluso, el ruido de la máquina le pareció agradable, rítmico, con un cierto sonido melodioso en cada línea que escribía y cada vez que hacía girar al carro. Un son peculiar y conocido.

Recordó que en casa de su padre había una igual, o muy parecida, donde èste, quien le había animado a estudiar periodismo, había escrito varias cosas, entre las que estaban algunos discursos para los mandatarios del régimen en Galícia.

- ¿Qué habrá sido de aquella underwood? Seguramente -pensó- su madre, miedosa, la vendería o la escondería al llegar la democracia. Estaba convencida de que la más mínima prueba de colaboración con el franquismo les llevaría a la cárcel sin remisión. ¡Qué disparate, pensar que la underwood sería un compromiso!

Escribió, todo lo deprisa que sus dedos le permitieron y antes del cierre de la edición ya pudo presentar a su jefe de sección el artículo sobre la desaparición de Quintana.

Luis Veiga Sanz, su inmediato superior lo leyó y dio el visto bueno, al tiempo que miró las hojas con cierto asombro y le preguntó ¿dónde había escrito aquellos cinco folios?

Arturo contestó que en la máquina de escribir que estaba en una mesita de la redacción, junto a la salida.

Veiga, perpelejo, dijo que eso era imposible porque esa máquina llevaba años sin usarse y no tenía ni siquiera la cinta correspondiente, que no podría haber escrito allí. Añadió que había pertenecido a un preboste del régimen anterior y que allí incluso se escribió algún discurso de Franco.

Arturo se quedó blanco como la cal...y no supo que decir.

29 comentarios:

  1. Precioso, Chema. Y me encanta que tus participaciones tengan el mismo tronco. ¿Acabará siendo una novela?.


    (La no perteneció a un preboste del franquismo sino a un hombre que colaboraba en el "Faro de Vigo", en algún momento, en "el Pueblo Gallego" en su juventud y que dirigió un periódico local increible, que conservo: mi padre)

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  2. Qué bueno... Es que a mí las antiguas máquinas de escribir me dan un poco de yuyu, pero son muy bonitas. Excelente relato que me ha sorprendido.

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  3. Sr Txema...
    estimado contrincante,
    ...me pone Ud muy alto el listón...

    me ha encantado leerte y con este relato se me activa mi instinto de superación.
    Nos vemos en la final.
    Recibe un saludo y te tengo presente ya en el video después del concurso.

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  4. Puede que el Periodista sea novato, pero tú escribes con maestría, Txema.

    Un abrazo.

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  5. Maria Jesús estaba seguro de que tu padre estaba relacionado con el mundo del periodismo, del bueno, del clásico. Tómalo como una especie de homenaje.

    Lo de la novela es más complicado.

    Por cierto, me he pasado buena parte de la noche en vela, pensando en la historieta. Jajaja.

    besos

    Ramón, Anna y Selma. En realidad lo que más me divierte es tener que inventar historias. Seguro que cualquiera escribirá algo mucho mejor. de todas fomas os agradezco vuestros elogios.

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  6. Luego vengo con más calma. Mándame un correo al email de mi blog por si podemos quedar por aquí y vernos. Un besazo

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  7. Mi querida condesa, no encuentro el correo, dígame donde lo esconde ¡pardiez!


    recibo el beso con satisfacción y regocijo.

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  8. Que narración más interesante y bien hilvanada, que digo, rematada. Me gustan estas máquinas antiguas, aprendí a escribir en una "Underwood", precisamente y aún recuerdo el dolor de mis dedos tras pasarme tecleando insistentemente durante un par de horas. Buena suerte y un abrazo.

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  9. Bonito escrito, Txema, se ve que tienes arte y sobre todo gusto por los relatos.
    Un saludo y felicidades.

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  10. Gracias Emejota y Marcos. Yo también usé en mis primeros años de trabajo una uderwood. E incluso una máquina que en vez de escribir en folios soltaba una cinta perforada para transmitir despúes por lo que entonces se llamaba teletipo.

    La prehistoria....

    saludos

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  11. Cómo admiro a los que sabéis inventaros historias y ponerlas por escrito para deleite de los lectores. Yo carezco de esa cualidad.

    Es verdad que no es suficiente tener papel y lápiz, otras cosas ayudan, como esa underwood, aquella mesa, la otra silla, y el ambiente, situarse en el mismo lugar donde otr@s escribieron relatos que han perdurado, porque tienen hondura y estilo.

    Ha sido un placer leerte. Espero lo mejor para ti y tu novela, que llegará, no me cabe la menor duda.

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  12. Miguel Ángel, gracias por tus elogios. No soy tan optimista con respecto a lo de la novela. Hace falta mucho más talento.

    saludos

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  13. El destino hizo que la maquina volviera a sentir los dedos de la familia. Interesante relato con los ecos del franquismo de fondo

    Saludos.

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  14. Con ecos, cierto. Algunos escribieron entusiastas las loas del régimen.

    saludos

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  15. precioso relato Txema y genial idea la de enlazar las historias.
    Como a es costumbre el nivel empieza alto y se mantiene altísimo todo el concurso
    un beso

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  16. A mi me ha resultado intrigante, parecía el comienzo de una novela al estilo de la serie'se ha escrito un crimen' pero el final que has escrito de forma tan sútil y 'española' ha desvelado un curioso misterio.
    Un saludo.

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  17. Magnífico el relato, Txema.
    Me gusta ese tono inicial que cuenta y recrea, así como el final misterioso, lleno de duendes.
    Enhorabuena.

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  18. jajajaja "las mentiras tienen patas cortas" . ¡Este periodista novato, aprendió hoy su primera lección!

    Me estoy reincorporando a la vida diaria, luego de mis largas vacaciones abuelísticas.

    Un abrazo

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  19. Si, es cierto que le he querido dar un cierto "toque" de misterio, como en los dos anteriores queda siempre la duda de qué pasó en realidad.

    Pero la cuestión es: de verdad importa saberlo o es mejor que cada cual tenga su propio final?

    saludos y gracias a las tres pr vuestros comentarios.

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  20. Está muy detallado y concretado. En ningún momento sospechas que la máquina de escribir no tuviera la cinta de la tinta, era así?

    De pequeña (con diez u once años), me apuntaron a una acedemia para aprender a escribir a máquina... me sirvió de poco para el trabajo, aunque aquel aprendizaje en el teclado de este portátil se ha perfeccionado... je,je.

    Me ha gustado mucho el relato, mantiene el misterio hasta el final. Fue el espíritu del propio Quintana el que le guio en la elaboración de los cinco folios?? (bueno, permítame imaginar...).

    saludos.

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  21. Hola Lemaki, es bueno imaginar, muy bueno. Me alegro de que le haya gustado.

    un saludo

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  22. Interesante intriga que da para una novela.
    Enhorabuena.

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  23. La intriga es posible, pero el intrigador necesita más "caché".

    Gracias por tu comentario Isabel.

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  24. Paso a comentar tu trabajo relacionado con el Concurso de Paradela.
    Interesante relato .Atrapa por la intriga que se va agudizando a medida que uno se compenetra con la lectura.
    Muy bueno .
    Puedo imaginar a Arturo enmudecido y ver su rostro blanco como la cal.
    Notable creatividad!!!

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  25. Muchas gracias Carmela. si Arturo se quedó lívido por completo. Si la máqina no funciona quién ha escrito el articulo? Jejeje, bueno ahí dejo la cuestión por ahora.

    saludos

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  26. curioso e interesante relato, todos recordamos aquellas másquina de escribir, a mí me gustaban, pero desde luego la cara de arturo....eso no tiene precio.

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  27. Una historia de misterio. Veo que te gusta escribir historias... ¿estás pensando en editar un libro?
    Saludos afectuosos.

    Muchas Gracias Total

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  28. Hola Clara, pues no creo que llegue a publicar algún libro. Participo en el concurso de Paradela porque me divierto inventando historias. Pero, de ahí a escribir un libro hay un buen trecho.

    Pues Ana, le verdad es que yo aprendí a escribir, si es que se puede llamar así, en una underwood. Gracias por tu comentario.

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  29. me ha gustado tu texto y sin saberlo me quedé a leerte.. te invito al mio para que asi unamos las letras
    beso

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