martes, 17 de abril de 2012
CALLAD, GUARDAD SILENCIO
Callad,
guardad silencio,
y callad.
Las palabras
ya no me reconfortan,
tampoco a ella la consuelan.
Callad y dejad paso.
Abrid la puerta
a la muerte de la vida
en la vida que es la muerte,
parca infame y victoriosa.
No tuve valor
para borrar su nombre
de la tierra, no dejar
ni el más parco recuerdo
de su tiránica existencia.
Mas, poco puede la palabra
aun cargada de razón
en lucha desigual
con tan cruel enemigo.
Callad, os lo suplico,
callad.
Dejadme solo en el dolor
en la absoluta soledad ,
en el recuerdo de su ausencia.
Callad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Deplorable el ruido de la hojarasca. Y más cuando el alma implora por el silencio reparador. El imperativo le da fuerza; la voluntad de soledad grandeza.
ResponderEliminarEs que las palabras a veces no consuelan, al revés, condenan a revivir el sufrimiento una y otra vez. Un saludo
ResponderEliminarEl silencio es tan reparador y tan inutiles las palabras cuando no se tiene necesidad de ellas.
ResponderEliminarBicos
Yo también asumo mejor en silencio.
ResponderEliminarTriste, pero hermoso y real.
ResponderEliminarSaludos.
muy triste....
ResponderEliminarUn abrazo
Ramón hace años que procuro eludir el ruido de la hojarasca. Pero ahí sige pertinaz, molesto, inasequible a cual ruego.
ResponderEliminarsaludos
Anabel, muy firmes tienen que ser las palabras para producir consuelo. Es mejor no decir nada, sólo estar. Gracias por estar.
Besos
Maria Jesús, el silencio es la única forma sensata de supervivencia en la mayor parte de las ocasiones.
ResponderEliminarsaludos.
Isabel, ya lo creo que es real.
besos
Myr. No pretendo ser triste, sino sincero. Las palabras son muchas veces huecas.
besos
Hay una punzada constante en algunos recuerdos...
ResponderEliminarYa lo creo.
ResponderEliminarun abrazo