Foto. txema
Tu soledad y la mía
son como esa barca,
amarrada a un destino
que jamás avanza.
Tu soledad y la mía
esperan en la proa
sin otro horizonte
que su libertad.
Tu soledad y la mía
Buscan un timonel
para alcanzar juntos
el ancho mar
de la eternidad.
Tu soledad y la mía
nacieron el mismo día
y son la misma soledad.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sí, es posible que todos padezcamos esa misma soledad que tú hoy nos has contando con tanto sentimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y, sin embargo, otro poeta dijo "de mis soledades vengo , a mis soledades voy"
ResponderEliminarMercedes creo que la soledad cuando es deseada puede ser buena compañer. Pero a veces estás rodeado de personas y estás absolutamente solo.
ResponderEliminarMaría Jesús ese poeta iba y venía. Lo malo es
cuando las soledades son sin retorno.
saludos
Muchas gracias María.
ResponderEliminarbesos
Mi admirada Gracia Montes sería la artista idónea para acompañar con su espléndida voz estas líneas que me han parecido hermosísimas.
ResponderEliminar¡Salud y enhorabuena por la composición!
Muchas gracias, pero me parece que es mucha Gracia Montes para tan poco mérito.
ResponderEliminarsaludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCertero. Intenso... con permiso, lo aderezo con un poco de música.
ResponderEliminarhttp://superehore.blogspot.com/2010/09/soledad.html
Saludos.
La soledad deseada, es la que te envuelve en la paz y en la meditación, en cambio, la soledad enemiga, es la que aplasta y destruye.
ResponderEliminarBonita soledad, la que nos versas, amigo.
Un beso.
Sergia y María, en su momento contesté a vuestros mensajes pero, por alguna razón técnica, no ha aparecido la respuesta.
ResponderEliminarOs agradezo que paseís por aquí.
Saludos